Vientos helados, nevadas ausentes,
corregidos e inherentes tiempos,
de empeños fluviales
brillantes presencias.
En el desgaste diario, de días enfermos,
áridos, sonrientes,
violentos estertores de ahogos profundos,
amarras el aire, todos los aires,
esos que quitan, todos silencios.
Te extraño en la tierra,
el alimento y el mar,
te extraño a distancias
de miles de años,
te extraño añoranza de bocas unidas,
extraño tus dedos,
tu piel cuando hablas,
el vuelo concreto de los sueños gigantes,
extraño tu aliento, tu bondad y tu risa,
extraño tus ojos, tu brisa y tu amor.
Muero a deriva, muero sin ti,
empero ferviente,
muero en tu ausencia,
muero tan lejos, tan lejos así.
Como no morir por ti si te amo tanto Marité mi amor.
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