viernes, 22 de abril de 2011

“Así en mis días”

Te miro voraz, temerosa,
infame y solitaria,
te veo desesperada, hambrienta,
ajena e individual,
te veo en la triste postura de fe
y en un bruto y maltratado terruño.
Eres un carente sueño y una necesidad,
la sed incontenible, la desesperanza continua,
reflejando tus magullados brazos en las calles,
en el vagabundo, en el abandonado,
en el anciano que ruega cariño.
Te veo muriendo, en agonía,
te veo sin futuro más que la extinción,
bajo las garras del inmundo lujo,
doliente, a placer tal como una viuda,
sin cariño te veo y no puedo hacer más.
Te veo en el huérfano,
en el delgado y roto mundo de las pesadillas,
hundidos los dientes junto a la verdad,
los huesos frágiles como miles de hombres sin labor,
un mundo derrotista y excluyente,
así te veo sociedad.
Así te veo país,
con la utopía perdida y las quimeras al acecho,
en donde el afán es castigado,
donde la revolución es acallada,
donde los poetas y artistas,
los artesanos y soñadores,
son arrojados al fuego,
atados los pies, atadas las manos,
así te veo,
triste, corrompida, vulgar y mentirosa.
Así te veo, sociedad.

martes, 19 de abril de 2011

"A Vicente"

Cómo anhelo tus dedos,
tus gritos, tus juegos y tú todo,
cómo busco en mis sueños reencontrar la alegría que me brinda tu existencia,
tanto espero las horas y cuánto los mundos,
pensando cada momento en tu voz.
Te has convertido en el sin fin,
en el letargo positivo,
en la lucha concreta, vívida, creíble,
la fatiga incesante de pensar en ti, en eso te has convertido.
Cuán triste me siento,
cuán lleno de vacío me siento,
simplemente porque los días, los kilómetros y la espera,
mellan en mi cuerpo las yagas de la vida,
esa que quiero compartir a tu lado,
pero que en la sapiencia silente de mi alma,
he destinado al retardo.
El arrepentido he de ser yo,
sintiendo el peso de las decisiones,
el cabizbajo soy yo, supliendo tu realidad con una imagen,
con un recuerdo, con el fuego eterno de este amor innegable,
como girando el desierto y transformándolo en fe,
anhelo eterno la unión recíproca,
con tu naturaleza, con mi vejez,
con la enseñanza y tus ganas preciosas de vivir.
Te amo en público, en privado, en secreto, de todas las formas,
tan solo sintiendo que mi vida, esta prestada franja de existencia,
pertenece a tus sueños, a tus esperanzas
y a la triste necesidad que tengo de ti.
Hijo mío, alma de mi alma,
espera paciente, une en tu memoria los momentos precisos,
esos en los que estoy por siempre hacia ti
y espera en paz, espera en la pasiva compañía de tu vientre,
el momento único, en que nos volvamos a abrazar.

lunes, 18 de abril de 2011

“Sueños”

Ser viento… ser una libra de aire…
saltar de Dios a bien,
reconocer en el celeste sueño virgen…
las caricias de tu ser,
en un enjambre presuntuoso de calor,
socorrer tus latidos en mis brazos,
tomar en mi sien el peso de las lágrimas,
dejar escapar miles de odios grises,
con el único y perpetuo fin de verte reír…
Soñar en día una cálida visión,
aquella que en tu piel, en tu cabello, en tu mirada diga sí,
y con la suavidad de tu voz me gratifique,
retomando el suspiro escaso…
y desgarrando de mi alma el amor…
Ser uno a ti, una mano temblorosa…pero en paz,
de la que palabras intentes erigir,
crear savia, crear libertad…
Crear encumbrado en tus deseos el infinito verás…
una lid encantada y saborear de tus labios,
la sincera esencia… aquella que pondrá al viento de rodillas…
y un sin fin de seres admirando una eterna ilusión…
una que sueño y a la que temo…
donde tus dedos viajan sobre mí… y mi inconmensurable pasión,
deslice ferviente toda la necesidad de ti…de tu alma,
de tu sol.

"Confesión"

Postrado,
con la mirada hendida en el abismal brillo del amor,
con la piedad moribunda,
aplacando las arenas del poderoso viento,
sofocado desde el cabello
hasta el perpetuo sentido común,
deshojándome libremente,
tras la senda efímera de un suspiro,
me confieso ante ti ilusión,
me confieso muerto, sollozando,
disgustado ante la tierra,
benefactora sin motivo de prejuicios.
Me reniego pecador incansable,
trastocado ante tu aura,
visión perfecta a mi ensueño,
complemento eterno, jamás deshecho,
mortal seda que me asola,
mil destellos de utopía,
germinas inmortal en mi epitafio,
destronando de mis sienes la mentira,
desterrando cual imagen amortajada,
de tiempos ajenos y disgregados.
Te conozco, te anhelo, siento,
me escapo, corro ante tus pies descalzos,
huyo del todo por ti,
por tu boca, por la mi sobre tu cuerpo,
necesidad, mi necesidad,
tu pasión, nuestra pasión,
una noche, millones más,
resuelto a tu piel,
vida eterna al amparo de Dios,
al cariño de tus brazos,
al sendero inmortal que me regala tu mirada,
a tu vida unida a mi muerte,
a tu felicidad sujeta a mi amor.

"Canto de Desesperanza"


Soy sin más, un extracto de aquello,
soy sin más, un atavío ferviente de desesperanza,
una tímida y lúgubre ilusión,
un virus cruel y demoníaco,
una peste cruda, que debe ser extirpada.
Soy sin más, un extraño sentido desvariado,
una insurgente pena de dos piernas,
un vago triste, vertido en un plato de gusanos,
una execrable unidad de confusas materias.
Soy el viento alejado de verano,
una idea triste, renunciada,
una prominente eclosión de sin sabores,
un retrato muerto, bastardo.
Soy tan solo un humano,
huérfano, aislado y en olvido,
un adiós incorrecto,
un arrepentimiento simplemente.
Soy tan solo un vacío vínculo,
una mano ajena, esa que escapa,
soy tan solo el letargo en la paciencia,
el suspiro inerte de un sol de invierno,
un sin sentido abierto al juicio,
soy tan solo una especie maldita,
un lejano guerrero sin bando,
un solitario grano de vida, dejado en la indiferencia.
Soy tan solo un ermitaño odiado,
el mendigo eterno, el rechazo en la piel,
el único sujeto que nació cuando nadie estaba en su mundo,
soy tan solo el reflejo de lo que nadie ama,
de lo que todos adolecen,
y por quien nadie, daría nada.

"Gritos de pena"

Vierte sin fin de luces grises
Tonos bajos y sonidos graves
Sentencias duales de sal y desesperanza
Vierten fútiles intentos de sonrisa.
Nacen músculos atareados, intentando una muestra,
Un rostro de caídas ganas,
Manos temblorosas, mirada perdida,
Rodillas rotas al igual que esa esperanza,
Una que se fue y la espalda dio sin despedirse.
Algún día oí, “nací en un día en que dios estaba enfermo,
Pues yo nací el día en que tomaba vacaciones.
Sin más, un día pantanoso, horripilante,
un día en que hasta el hades estaba desahuciado,
donde no cunden las ideas, donde las risas desvarían
donde ni el mas mínimo suspiro puede brotar alegre…
ese día, ese bendito día vi la luz…
y he caminado, un millón de vidas he caminado,
con la máscara erguida he caminado,
esa que alberga ciénagas, bruma, lágrimas,
esa que expande cielos, mares y anhelos,
pero en su devenires, dibuja un rostro inerte,
un espíritu deshecho y una vida sin sentido.