Y si supiese el creador,
que el retículo forjado
del alero viviente de mi empeño,
no es más que el compuesto inherente
de todo ámbito de mi vida
y que tan solo expresarlo equivale a
mil años,
de sollozos y encantos, de sonetos y
odas,
de virtuales sonoros y mentes
fulgurantes.
Anunciando en el encanto de las voces
del recuerdo,
que te amo inmensa y completa,
íntegra y capaz, delicada y siempre
mía.
Si pudiera tan solo anunciarlo el canto
de un ángel.
Ese creador se sentiría satisfecho.
María Teresa Valdés Silva. Te amo con cada una de mis fuerzas.
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