No hay entendimiento que borre mil penas,
no hay calor de alma ni elixir de vida,
no hay camino abordado ni escena en el mar,
no hay forma exacta ni esquema preciso,
si el dolor punza el alma y derrota los sueños,
si la paciencia muere en sus gotas
y los aires amarillos no dejan de surgir,
la salida incipiente y el didáctico don,
son dádivas de ofensa y falacias en el pan.
No hay razón suficiente ni elogio completo,
no hay líquido mezclado ni veneno bebido,
no hay autonomía añeja,
ni antigüedad que valga,
solo el vivir postrado en un futuro lejano,
solo vivir postrado en un profano acto.
No hay sentimiento profundo que no marque yaga,
no hay fe tangible ni creencia barata,
no hay diciembres felices, ni eneros en la calle,
no hay un elemento celeste ni una brisa de verano,
simplemente hay dolor a ciegas,
cien cigarros y una daga,
bebidas de cemento y una espacio vacío.
No hay instante grandioso, pues en mi existencia,
solo mi propia vitalidad, mis manos y mi mente anciana,
el suspiro de un talante que no llega a ser campeador,
ha donado migajas podridas, fetiches malvados
y la figura de un maldito,
que vuelve a aparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario