Ese juego de audacias consentidas,
de preludios eternos y mortales
de instantes precisos y atracciones,
esos días azules y sin tiempo,
en vibrantes paseos y caricias,
de preciosos labios y mordiscos,
de locuras ancestrales y saliva.
El tremendo correr hacia tus brazos,
las instancias caídas de soledad,
la desesperación rota y la ausencia,
los recuerdos que no son.
El trémulo inefable y no negado,
de positivas fibras y tu piel,
el contorno cariñoso y nuestro acto,
la pasión que aúlla soberbia,
del nacido y creciente amor.
Todo olvido, todo cesa,
más la infatigable necesidad de ti,
completa y estructurada visión,
alarmante y concreta erguida
me succiona, me hace presto e innovado,
me hace tuyo ¡oh amor!
Me traslada al infinito, a la sideral
estela,
A la atracción compleja,
y al sentido presto de este corazón.
Que lleno y repleto
grita al viento, al sentido perpetuo,
a la saciedad inacabada,
a la adicción incontrolable,
ha llamarte en sueños y besar,
comer de tus poros,
atraer con llamas tus instantes
y preservar palpado,
el racconto preciso de tu sol.
Inspirado siempre en todo lo que me haces sentir María Teresa Valdés Silva. Te amo.
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