miércoles, 12 de octubre de 2011

"Huída"


Bajó del taxi, entró solícito a su hogar o el que por lo menos más se le parecía. La llave calzó precisa, presta, pues en tanto la situación temporal lo permitía con un sudor  frío en su espalda que revelaba su estado, metió lo que pudo en la maleta, artículos de aseo personal, algo de ropa interior, un cuaderno, el dinero habido en la estantería. Nadie vio nada, estaba irremediablemente solitario, demasiado al parecer, pues su desesperación se dejaba entrever en el sudor que ahora abordaba todos sus poros. Cerró la maleta más no la puerta, que importaba, ya más nunca acometería aquella construcción. El taxi esperaba a la entrada, el chofer envuelto en telas mantenía su inconsciencia y su abducción mental no le permitía más que resolver un crucigrama. A toda marcha fue llevado a la estación. El sujeto tomó sin dudar el primer tren, donde fuese que lo llevase, no tenía otra idea más que romperse el rostro, eliminar todo signo de su persona, alimentarse de la basura, dormir en el pasto, en los puentes, donde fuese solo para pasar desapercibido. Incluso ser invisible hasta para su conciencia. Los ideales de humanidad habían sido rotos, los valores olvidados, la moralidad sobrepasada, solo pretendía desaparecer hasta para si mismo, más nunca morir, pues la vida misma sería el castigo para aquel crimen, uno que siempre recordaría y que nunca lo dejaría dormir en paz.

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