Y de cuando en cuando, en la comprometida y afluente realidad del tiempo, la misma física se rompe, cuando logro sentir tus labios abrazados a los míos. Pues eres mi musa, mi alma y mi todo, como la mujer del cuento, como el deseo del poema, como la figura misma, de la inspiración que me mueve.
Pues en sí mismo, el estremecer y el remecimiento, son sinónimos perfectos para los días a tu lado, donde no existen las horas, donde no hay final, donde los momentos continuos son soplos perfectos de la sapiencia de los dos.
Lo confieso absolutamente. Te amo inmensamente María Teresa Valdés Silva.
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