“Primera explicación o razón del porqué te
amo”
Mientras
aquel hombre paseaba cansado por el aire, pensaba imbuido en su mente, que la
única razón por la que los cangrejos no vuelan es por que tienen los dedos de
los pies retraídos hacia el ala izquierda, pero en cuanto se le ocurrió a
aquella mente divagante el concepto del significante "ala", brotaron
de él un sin número urgente de raíces de papel, a lo que el
sujeto humeante de aquel significativo acontecimiento logró solo
deducir que cuando los pensamientos vuelan hacia el mundo intrínseco de
la anti-materia, las litosideritos del ambiente no son capaces de establecer
contactos comunicativos con el exterior de la dimensión contigua, de ahí en
cuando que los sueños de los hombres enamorados se traduzcan en la angustia que
provoca la ausencia de la mujer que es musa de sus días. Sueños que pronto
tomarán forma.
“Segunda explicación o razón del porqué te
amo”
La
interpretación toma como fundamento la percepción, pero cuando el sujeto
cuestionado, o para bien cabo del vulgo “en cuestión”, toma proceso dentro del
ámbito de la referencialidad concreta de los efectos de los hechos que se
realizan y la sumisión de su voluntad, tanto a un nivel prosopográfico como
etopéyico e incluso retratista, es consecutiva de los designios de lo que su
alma considera una fuente perfecta de realización particular con el objeto de
una concreción mutua de vida, tomando en consideración a la otra parte
(variable) del fenómeno. Podemos decir sencillamente que aquel sujeto se
encuentra bajo las alas o más bien envuelto en el manto de aquel concepto que
todos denominamos amor, que tal vez para él no había significado mucho, pero
que gracias al cambio en la percepción señalada anteriormente, su
interpretación de los hechos y del contexto mismo se modifica obligatoriamente
por la añoranza de la figura amada. Simple consecución.
“Tercera explicación o razón del porqué te
amo”
Si un niño
toma en sus manos un poco de lodo, lo amasa, lo moldea y le incrusta toda su
imaginación al contorno, logra inequívocamente cualquier elemento perteneciente
al mundo de sus fantasías. Entonces si un hombre toma a una mujer especial, la
toca, la besa, la abraza, la cuida, la ama y si además le pone un poco de
esfuerzo, ¿no sería extraño pensar que la haría feliz? Principio de Parsimonia .
“Cuarta explicación o razón del porqué te
amo”
Cuando el aire
entra en una nariz, atraviesa una humanidad y llega a unos pulmones cuando el
sujeto amado esta lejos, es como si aquel simple acto quemara, como si se
agotara la vida y alargaran más los días. Es como si la existencia misma
volviese a ir hacia atrás y el tiempo se volviera viejo esperando el momento,
para que ambos sujetos se expresaran nuevamente en vivo y en directo, esas
palabras mágicas que los harán temblar. Una atracción compleja.
“Quinta explicación o razón del porqué te
amo”
Pues cuando el
sol entra lentamente por los páramos bríos y ajenos del contorno de tu mente,
mi piel sonríe firme al alero tranquilo de tus dedos recorriendo mi ser y mi
boca enlazada a la tuya. No es más que amor.
“Sexta explicación o razón del porqué te
amo”
¿Cómo podría
el viento velar y dejar quieto el fuego del mar? No hay más leyes que las que
provee el sujeto mismo, tomando bajo consideración todos los exquisitos
momentos que fluyen tras tus sábanas tibias y pacíficas. Pero si en algún
momento del tiempo las nubes se detienen, bajan a la tierra, te abrazan con sus
pétalos y te cubren de amor, yo volaré presuroso a dilucidar las ideas de los
mundos platónicos bajo el azul contorno estelar de tu alma. Amor seguro.
“Séptima explicación o razón del porqué te
amo”
Porque en el
momento preciso en que los amantes troyanos sucumbieron ante las dagas y
llamas, los deseos furtivos de un escape a tu ser invadieron la misma
existencia mía que aún no hacía origen y entonces decidí, absolutamente
convencido, que amarte a ti, sería tan solo el único momento que podría durar y
alcanzar el infinito, confiado siempre en que la voluntad de los días, harían
inmune al paso del sendero, la distancia añeja que jamás podrá con nosotros y
los deseos malvados que huyen ante nuestros besos. Historias realmente sin fin.
Siete, una para cada día. Ni te imaginas cuánto te amo María Teresa Valdés Silva, espero ya lo sepas.
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