Podría hablar de amores
veloces,
de esos sumamente espontáneos,
de aquellos que nacen al dar
a luz un instante.
Podría hablar de las mil tonadas
que nacen ilusorias desde mi
consciencia,
embobando mis mares y
retrayendo mis peces.
Podría hablar cien veces de
un fuego ajeno, volátil y drogado,
fuegos que en la piel susurran
a borbotones
e intiman todo cuando fluye del
sentido,
podría hablar de esas
palabras amarradas,
que germinan en total
abstracción
en el arte de tus manos,
y en el abismal fervor simple
de un grito que se ahoga,
que se observa plenamente
libre,
como el último suspiro parido
desde la vida.
Podría hablar de secretos, de
amores acurrucados,
que se alimentan en recuerdos
que aún no son,
que en las paredes obscuras y
sinceras de tu alma,
las que aún sin conocer mas
allá
son simples lindes y cantos
de una vid eterna
que quiero para mi.
Podría hablar con la esencia,
con las sienes rotas pero intactas,
podría hablar con la piel,
completa y dispuesta a ti,
podría cantar con el alma
susurrando,
susurrando a viva voz
la profundidad inmedible
del complejo estado concreto
de mi alma,
que dice y vive,
a ti lista este amor intacto,
germinante, que abarca mares
y cubre cielos,
al amaparo tierno de tu mirar y tus caricias.
Cada momento a tu lado lo aprecio con cada fibra de mi ser. María Teresa Valdés Silva te adoro.
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