viernes, 30 de septiembre de 2011

“Consejos temporales”


Tiempo cruel, ¿porqué te has detenido?
explica en sencillos conceptos la decisión que te ha vencido,
pues en tu andar contagioso y tu brutal detención,
la esperanza de mundos y el barullo creciente de mi contento,
ansían en desespero tu nuevo resucitar.
Te prohíbo ser paciente,
te ordeno corras presuroso,
no dejes en el ayer los deseos de mi alma,
que sean de ti el combustible,
alimenta tus fuerzas de las mías,
ya sea de día, de luna o de sol.
Amigo tiempo, sigue viviendo,
no determines el cataclismo de mi esencia,
consume de ella todo cuanto puedas,
pero regala a mi cielo el placer inmenso,
de tomar su mano y también ese de poderla besar.
Siendo tu el rey de mi destino,
tiempo querido, no frenes los momentos,
permite a este sujeto revivir de la agonía
y en tus manos ilusas, querido compañero,
encomiendo mi dicha entera,
esa de volar, sonreír, amar y ser monarca;
Abrazar de su pecho los latidos eternos
y asumir de tu carrera ese instante precioso,
pues en más y soy cristal,
de tu genuina existencia la mía propia ha de surgir,
consumido en la alegría y en las ambiciones sinceras,
de serenas mañanas y a su lado,
sonrisas sin par.


Esperaré siempre que el tiempo para poder volver a besar tus labios, sea el más mínimo de toda la historia. Te amo María Teresa Valdés Silva. Te amo inmensamente.

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