Como quisiera ser la luz,
esa que baña abundante el resplandor de tu mirada,
como quisiera ser silencio
y acompañar mordaz los anhelos de tus sueños,
como quisiera ser viento
y balar dulces danzas a tu altura,
como quisiera ser un velo
y cubrir hoja a hoja
cada camino limpio y puro de tu cuerpo,
como quisiera ser el ajeno espíritu
que vaga libre
y asi poder sin más, ser protector, compañero y todo.
Como quisiera ser la dulzura añeja de los años,
esa que despierta pasiones
y prende las ansias,
como quisiera ser el fuego
y asficciar el mal augurio,
de las trampas, de los males,
como quisiera ser un todo
y profundo hundirme poco a poco,
en cada página de tu piel.
Como quisiera ser un beso,
un beso pequeño como quisiera
y asi poder sentir
aunque solo fuese por un momento impresente y acabado,
el sabor incomparable de tus labios,
beber de allí el veneno que da vida
y transformar mis días mismos en deseo,
deseo de ti, deseo de mi,
deseo de tu cama.
No hay verdad más grande que la que nace de nosotros mismos cuando nos amamos. No dejanos ir, simplemete por que la separación de nuestras esencias, nos hace tristes y solitarios. Te amo María Teresa Valdés Silva.
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