lunes, 26 de septiembre de 2011

“Tortura”

 
Sulfuro, veneno y una dosis de arsénico,
me alimento con balas,
duermo en el asfalto hirviente, camino descalzo
y atraganto mis sueños con vacío,
sumerjo en la esquina posible del tiempo
las vagas ideas que aún van sobrando.
Nada es vital, nada es trascendente, nada es imprescindible,
hasta la necesidad de un reclamo esta inerte.
Los caminos se cruzan y rompen,
las instancias precisas dejan de morir
y dan paso sonrientes a un sinfín de imposibilidades.
Te he dañado, te he roto el alma y más
y en la egoísta necesidad obligada de ti no he visto la falta,
no he percibido la congoja creciente y llameante,
he sido presa sin resistencia alguna
de las bondades del egoísmo,
he dañado el espíritu que en mí daba vida,
he maltratado con mi humanidad
la perfecta aura que recorre tu silueta,
he sido vano, inútil y pedante.
Pero mi castigo es extenso, mi castigo es inmenso,
mi castigo merecido es lo profundo de Coccitos
donde el calor desprolijo ha sido vencido
y las hondas bocanadas de frío,
sintetizan mis entrañas y ya hacen daño,
mi castigo es indigno fatal,
pero mi pecado, mi pecado no ha de tener más y peor nombre
que el del sujeto mismo que se atrevió a darle vida,
para dañar y destruir.

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